El escritor y periodista colombiano Daniel Samper ha moderado un debate sobre el modo en que los escritores hispanoamericanos se enfrentan a sus nuevos lectores.
Entre los escritores invitados al acto celebrado en el pabellón Círculo de Lectores se encontraban los colombianos Roberto Burgos Cantor, Hernando Valencia Villa, Luis Fayad y el boliviano Edmundo Paz Soldán.
Samper ha abierto el debate preguntado qué pueden hacer los autores para encontrar nuevos lectores a lo que Fayad ha respondido que en un mercado como el latinoamericano lo tienen difícil. “No me gusta emplear esta palabra para referirme a la lectura, pero los latinoamericanos son malos consumidores de libros”, se ha quejado. “Leemos poco y casi todo son libros que se promueven como best-sellers”. El autor de Los parientes de Ester ha aludido al hecho de que mientras en España se publican cada año miles de títulos, “destinados según parece a una elite lectora”, en el resto de Hispanoamérica la situación deja mucho que desear. El fomento de la lectura pasa por propiciar el crecimiento económico, según Fayad. “En Madrid viajas en metro o autobús y la gente lee. Lee diarios, lee libros, obras que yo mismo leería, lo que no quiere decir que sean necesariamente buenas”, y ha reclamado ese afán lector para su país. “Siento reparo cuando me toca hablar de mi literatura”, ha confesado. “Quiero que la gente lea en los autobuses”, ha dicho, aunque ha reconocido su pudor, como el de la mayoría de los autores, a participar en los lanzamientos editoriales.
Para Burgos Cantor este recato del escritor contrarresta “el hábito latinoamericano a convertir cualquier semáforo en uno de los lugares más fecundos en términos económicos. En el otro extremo, Edmundo Paz Soldán ha mencionado su experiencia estadounidense donde todo está encaminado a satisfacer los gustos del lector, lo que permite al escritor tener “otra mirada”. Al hablar del precio del libro, los tres escritores colombianos se han referido al problema que supone que existan editoriales piratas en Colombia, un fenómeno muy extendido. En las calles de las ciudades colombianas se consiguen ediciones piratas de cualquier texto, con un parecido asombroso al original. “Mi propio padre compraba libros piratas, volúmenes a tres dólares que en una librería cuestan 13”, ha ironizado antes de reconocer lo que de sangrante para el sector tiene este negocio ilegal.
Atraer al lector requiere nuevas formas de mirar, según Valencia. “Hay que imaginar la lectura como un gran paisaje donde hay distintos estilos, temas, enfoques”, ha dicho para terminar citando a García Márquez: “Él defendía la mala poesía porque puede servir para alcanzar la buena; un libro lleva a otro. Los autores son libres, los lectores también deben serlo”.
La conferencia ha sido organizada por la UNESCO en colaboración con el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), que ha programado un total de 59 actividades para esta edición de la Feria de Libro en la que participan más de 30 autores latinoamericanos, entre los que destacan el argentino Ricardo Piglia y el peruano Alonso Cueto.
Con estas iniciativas CERLALC trata de fomentar la lectura de literatura latinoamericana entre los más jóvenes, además de promocionar a futuras promesas de esa región y fortalecer los vínculos comerciales entre distribuidores y editoriales de España y Latinoamérica.